
Buenos Aires.- Los síntomas de la dilución del poder obsesionan al justicialismo: aunque todavía faltan tres años para las próximas elecciones presidenciales, ya hay por lo menos ocho peronistas que buscan posicionarse para suceder a Cristina Kirchner.
No importa que la Presidenta tenga derecho a la reelección o que su marido, Néstor Kirchner, siga soñando con sostener él mismo su proyecto político. En 2009, el peronismo ya piensa en el poskirchnerismo.
El senador Carlos Reutemann fue el último en sumarse a una amplia lista de dirigentes con ilusiones presidenciales. Allí están el diputado Felipe Solá, el líder cordobés José Manuel de la Sota, el justicialista salteño Juan Carlos Romero y los gobernadores Alberto Rodríguez Saá (San Luis), José Luis Gioja (San Juan), Mario Das Neves (Chubut) y hasta Daniel Scioli (Buenos Aires).
Algunos pretenden transformarse en una etapa superadora del oficialismo. Son Scioli, Gioja y, en menor medida, Das Neves. El resto apunta al voto opositor.
La aparición de Reutemann aceleró la voracidad por la sucesión. "Cambiaron los tiempos. Ahora se está dilapidando poder", coincidieron tres peronistas que se sienten en carrera. La mayoría asegura que "el modelo kirchnerista termina en 2011".
Eso sí: antes deben pasar las elecciones legislativas. Das Neves resumió una certeza que todos consideran clave, incluso desde el Gobierno: "Sin 2009 no hay 2011". Por eso, todos ya empiezan a desplegar sus estrategias para ganar la influencia política que definirá su futuro.
Lo sabe Reutemann, que debe potenciar sus chances de triunfar en las elecciones santafecinas para debilitar la fortaleza del socialismo, que lidera el gobernador Hermes Binner. Otros postulantes le reclaman que lo defina ahora. Un caso: Felipe Solá. El ex gobernador bonaerense cree que la jugada divide al peronismo disidente. Tiene también otra preocupación, que sus hombres consideran fundamental: lograr una estructura territorial bonaerense para enfrentar a los Kirchner. "Si hacemos una buena elección en octubre, no nos para nadie hasta 2011", confesó Solá a sus hombres de confianza.
El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, también piensa en las elecciones. Lo desvela mantener la imagen de su gobierno en medio de la fragmentación peronista. Está tan preocupado que varios de sus funcionarios evalúan fundar una corriente interna para sostenerlo.
Algo parecido quiere el gobernador sanjuanino, José Luis Gioja. "Todo obispo quiere ser papa", responde cuando le preguntan si le gustaría ser presidente. Por ahora decidió esperar. "Nuestro tiempo es después de octubre", insiste.
Más al Sur, Das Neves trabaja para que sus candidatos provinciales ganen en 2009 y terminen de posicionarlo. Prepara además un cronograma de salidas a Córdoba, Neuquén y Santa Fe para reclutar voluntades. Dice que en febrero presentará su "plataforma sobre salud" y empieza a refinar un discurso crítico, aunque le cuesta sacarse el mote de kirchnerista. "El Gobierno es torpe para manejarse. Tiene una forma de conducción cerrada que hay que terminar."
Casi lo mismo que repiten tres peronistas que ya son opositores militantes: Rodríguez Saá, Romero y De la Sota.
El líder puntano conduce un espacio que bautizó Otro País es Posible y piensa en recorrer el país, como en 2007, repitiendo que el Gobierno "es lamentable". Romero también planifica viajar: pretende consolidar un grupo disidente que enfrente "este modelo agotado". De la Sota, desde marzo, irá provincia por provincia apoyando a todos los candidatos no kirchneristas del peronismo. Los tres hablan de la unión del justicialismo disidente, pero también los tres quieren ser candidatos. Fuente La Nación