domingo, 13 de septiembre de 2009

EN BUSCA DE UN PACTO DE LA MONCLOA CRIOLLO

Sectores opositores liderados por Duhalde y Cobos trabajan en el armado de un gran acuerdo multisectorial

Laura Di Marco
Para LA NACION

Una reunión entre Julio Cobos y Eduardo Duhalde se prepara en silencio. Cobos habla, por estos días, de un plan de estabilización, con políticas de largo plazo, y se reúne con dirigentes de su partido con la idea de reconstruir la UCR. Duhalde vaticina (y así lo dice) que, probablemente, el próximo presidente no será peronista, mientras mantiene charlas políticas fluidas con Ricardo Alfonsín y otros radicales, y predica ante el PJ disidente que perder una elección no es la muerte de nadie. Durante la última semana, se reunió en desayunos políticos con los líderes de la UIA, y, según anticipa, los empresarios acordaron con sus planes. Invitado por el búnker duhaldista, el radical Rodolfo Terragno detalló los puntos básicos de su plan estratégico nacional. Estos son los pasos que, en la última semana, dio la dirigencia opositora -hasta ahora, el kirchnerismo mira estas conversaciones desde afuera y con desconfianza- hacia lo que ellos llaman una versión criolla del Pacto de la Moncloa, en alusión a aquel gran acuerdo nacional que posibilitó la estabilización política de la España posfranquista. Claro que la idea de reeditar una versión nacional del Pacto de la Moncloa, buscando consensos básicos entre las principales fuerzas políticas y sociales, no es nueva en la Argentina. Los acuerdos económico-políticos firmados en el Palacio de la Moncloa, en octubre de 1977, que marcaron un hito en la transición democrática española, viven en el imaginario colectivo, idealizados como ejemplo a seguir, cada vez que recrudece la crisis institucional. La última vez que se habló con fuerza del tema fue en la antesala del estallido de 2001, cuando el ex presidente Felipe González -pieza clave en los procesos de la Moncloa- llegó, pero tarde, para ayudar en la conformación de un gobierno de unidad nacional que evitara lo que finalmente sucedió: la caída de Fernando de la Rúa. Claro que el Pacto de La Moncloa, si bien fue fundamental para la consolidación democrática de la península, estuvo lejos de ser una experiencia idílica o perfecta: las fuerzas de centroderecha encarnadas en el Partido Popular, entonces la coalición gobernante, y la centroizquierda del PSOE acordaron, entre otras cosas, legitimar una amnistía generalizada y convalidar la monarquía. No todos firmaron, y fue el propio Gobierno el que convocó al consenso, a la luz del día, no sólo de las principales fuerzas políticas sino de las cámaras empresariales y las centrales sindicales. Algo difícil de imaginar en la Argentina de hoy. De hecho, por ahora, las tratativas no tienen ni miras de incluir al kirchnerismo, aunque Julio Cobos -después de todo, vicepresidente de este Gobierno- diga que, si quisieran sumarse, los Kirchner también deberían tener lugar. En eso Duhalde se muestra más contundente: el matrimonio presidencial, afuera. Aunque también aclara: "Si lleva mi sello no sirve; será contraproducente. No quiero ser yo el que aparezca armando un acuerdo. Se tiene que ir armando entre todos."