La charla fue organizada por los Senadores de San Luis Adolfo Rodríguez Saa y Liliana Negre
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En Siria, “dicen que por la guerra piensan en el futuro de allá arriba, del cielo, porque acá en la tierra se lo han arrebatado”
En Siria, “dicen que por la guerra piensan en el futuro de allá arriba, del cielo, porque acá en la tierra se lo han arrebatado”
“Experiencias vividas en Siria. El día a día de un pueblo que sufre el azote de la Guerra”, es el título de la conferencia que brindó hoy la Hermana Guadalupe Rodrigo, de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado, con destino en la Misión Argentina en Siria.
La charla fue organizada por los senadores nacionales por la provincia de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá y Liliana Negre de Alonso, y se realizó en el Salón Azul del Senado de la Nación. Entre los presentes estuvieron el Nuncio Apostólico Emil Paul Scherrig, el senador sanjuanino Roberto Basualdo, autoridades eclesiáticas, colegios religiosos.
La hermana Guadalupe, de 41 años, volvió a Villa Mercedes, San Luis, su ciudad natal. Y hoy contó su experiencia en Aleppo, una ciudad que permanece sitiada por las fuerzas rebeldes que intentan derrocar el régimen del presidente sirio Bashar Al-Assad.
Entre las frases de su discurso de alrededor de una hora de duración se destacan:
“Yo no traigo mi testimonio personal sino el testimonio de lo que vive el pueblo sirio. Vengo a contar lo que es vivir la guerra por dentro”
“Los levantamientos rebeldes no fueron pacíficos. Los grupos terroristas usaron al pueblo”.
“Todos los días matan gente. Hubo situaciones como la de ver gente muerta puesta en bolsas y tiradas a la basura y carteles pegados que decían: no tocar, es cristiano”.
“La situación que se veía por televisión no era lo que yo estaba viviendo. No concuerda con la realidad, ya que hay intereses económicos, políticos y religiosos de por medio”.
“En la guerra en Sirio coexisten tres protagonistas: los rebeldes, el Ejército Nacional y el Pueblo. Se intenta imponer un Islám fanático”
“Los terroristas sirios y los que ingresan de otros países quieren imponer la Umma, una única Nación Islámica”
“¿Qué dice la gente que vive en Siria? Entre dos males eligen el mal menor: la dictadura de Bashar al-Assad”
“Muchas veces juzgamos desde occidente la forma de vida de oriente y es imposible comprender desde acá lo que piensan, qué les sucede”
“Al comienzo muchas familias apoyaban la revolución, pero al ver el tinte de esa revolución fueron cambiando de idea”.
“Durante un año, en Aleppo no entraba nadie, ni nada. Estaba sitiada por rebeldes. Se acabó todo: luz, gas, alimentos, combustible. Fue muy duro”.
“Vivimos (hoy sigue siendo así) desde hace tres años, día y noche ataques, bombardeos en los barrios cristianos”.
Mostrando fotos de la ciudad de Aleppo destruida, dijo: “El Ejército Nacional reprime la toma de los barrios y arrasa con todo y todos los que están en el lugar”.
“La gente se acostumbró a vivir así. Hacen lo necesario (trabajar, buscar comida, estudiar), rápido para evitar que los maten. Hay francotiradores en las calles”.
“Los rebeldes tienen tomado hasta el cementerio cristiano”.
Luego de relatar un ataque con cientos de muertos y heridos, resaltó: “Lo que quiero destacar es que, contrariamente a lo que se puede pensar, luego de una tragedia se multiplicó la asistencia a misa”.
“Nos acostamos pensando que puede ser el último día. El bombardeo puede ser en el lugar que estoy. Por lo tanto, al pensar todos lo mismo, viven con felicidad, con sonrisas que no suelo ver acá. Si pensáramos que puede ser el último día, todo sería distinto. No postergaríamos decisiones, no pensaríamos en pavadas”.
“Ellos dicen que por la guerra piensan en el futuro de allá arriba, del cielo, porque acá en la tierra se lo arrebatado”.
“Ellos, los sirios, piden que todos nosotros recemos”.