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Eduardo Anguita, uno de los autores del libro “La Voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria argentina”, entre otras obras, participó el sábado en la Municipalidad de San Luis de una charla debate acerca de “Violencia Institucional”. Anguita, un ex militante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) fue detenido el 6 de septiembre de 1973 y pasó entonces once años preso en las cárceles de Devoto, Rawson y la Unidad Penitenciaria 9 de La Plata, también conocida como "Pabellón de la Muerte".
Invitado a San Luis por el Programa Nacional “Café Cultura”, Anguita participó también de otra charla en Villa Mercedes en la sede de la Fundación Mil Grullas que encabeza la concejal Marcela Calderón. En la Municipalidad de San Luis, ante una Sala de Situación colmada por militantes de los 70, docentes y militantes jóvenes, Anguita dijo que “Este proceso al que alguno puede llamar “populista”, es la circunstancia en la que hoy muchos pueblos latinoamericanos tenemos que volver a rescatar algunas historias para ver cómo muchas de las instituciones que tuvieron que ver con el terrorismo de Estado, hoy siguen teniendo algunas ramificaciones activas”.
“Eduardo Luis Duhalde escribió un libro maravilloso (aunque tétrico) que se llamó el Estado Terrorista Argentino, que en realidad es una gran polémica con otro libro muy importante dentro de la ciencia política argentina escrito por Guillermo O Donell, que se titula “El Estado Burocrático Autoritario”. En realidad es el diálogo de uno que quiere ver cosas buenas, aburridas, pesadas, despóticas, y otro que ve los sótanos del poder”.
“Por supuesto, Eduardo Luis Duhalde era un tipo enérgico y decía “Guillermo es un canalla”, pero le tenía un gran respeto intelectual. En realidad El Estado Terrorista Argentino es un libro que nos deja muchas enseñanzas respecto de que si no se llega a la raíz hay muchas cosas que sin difíciles de sacar a la luz”.
“En muchas cosas se ha avanzado, ustedes lo han vivido en San Luis, alguno de ustedes seguramente contará luego como pudieron llegar a un primer juicio por delitos de lesa humanidad y ahora se puede avanzar con un segundo juicio. En Mendoza un señor de nombre Otilio Romano cruzó la cordillera sin ser San Martín con la cobardía que lo caracterizaba y huyó.”
“También hablábamos del acto de Néstor Kirchner en la ESMA y dos años después en La Perla le dedicó unas palabras a un señor de apellido Bisordi que era el presidente de la Cámara de Casación Penal y que era quien impedía el desarrollo de los juicios. Si Kirchner no se plantaba de frente contra Alfredo Bisordi, dentro de lo que es el mundo judicial no había fuerza para vencerlo”.
“Este proceso en algunos lugares es difícil y quiero decir por ejemplo el juicio por los crímenes de la dictadura en Campo de Mayo es difícil. Hoy todos sabemos que el Jefe del Estado Mayor del Ejército es un tipo que era de Inteligencia y firmó un parte de “deserción” de Agapito Ledo, un militante riojano que estudiaba en Tucumán y que, según me dijo a mí el señor César del Corazón de no sé qué, él mismo sentado en su despacho me dijo que había firmado eso”.
“Yo no soy más valiente que otros pero mi trabajo como periodista lo hago dando la cara. Además de escribir las cosas que daba por ciertas, porque las conozco y he estado en el juicio que se lleva a cabo en Tucumán por el Batallón de Arsenales y por Jefatura de Policía, les puedo asegurar que también estaba iniciada en el mismo juzgado la causa por la desaparición de Ledo. Si alguien que está al frente de la jefatura del Ejército tiene que responder ante la Justicia creo que no hay nadie que pueda justificar que tenga que quedarse sin dar explicaciones. Obviamente esto es responsabilidad del juez y el juez dice que hasta que el fiscal no realice la acusación no lo va a llamar y el fiscal juega al juego de Antón Pirulero”.
“Con la Policía Federal sigue pasando lo mismo, porque he hablado con algunos camaristas a los que les tengo mucha confianza, que vienen haciendo una indagación respecto de la responsabilidad de la Policía Federal en crímenes de lesa humanidad. Salvo casos aislados, no hay policías federales presos. Así como han aparecido archivos de la dictadura, seguimos buscando los huesos de los compañeros muertos, con la Justicia, con la Constitución, pero con la paciencia que siempre hemos tenido”.
“Le pregunta que surge es cómo hacemos para diseñar instituciones de seguridad y protección ciudadana que vayan acompañadas de proyectos inclusivos y redistributivos, con soberanía económica. Así como la seguridad laboral viene acompañada de una serie de normas como por ejemplo el contrato de trabajo y una serie de dispositivos, que no es otra cosa que reconocer derechos, la seguridad para los ciudadanos es un derecho”.
“Pero no es que un policía con una pistola va a decidir de qué modo controla a un ciudadano, si este ciudadano es pobre, si es rico o si vive en un barrio marginal y si le conviene o no. Hoy a doce años de este proceso muchas instituciones han cumplido con una serie de cosas, como por ejemplo la no represión a la protesta social. El asesinato de Carlos Fuentealba en Neuquén creo que debe ser concebido como un crimen de Estado, porque eso no es simplemente un exceso de un cabo de la policía, que sale a la calle cuando quiere, sino que hay una responsabilidad mayor detrás de ese crimen”.
“La creación de la Policía de Seguridad Aeroportuaria es un hecho muy positivo porque es la primera policía creada en democracia y además tiene un cuerpo de elite muy calificado, que cada vez que tienen que hacer operativos muy reservados, para detener a criminales de lesa humanidad o algún narcotraficante, para los jueces federales termina siendo un cuerpo policial confiable, lo cual no es un dato menor porque en cuestiones de Inteligencia hay un entramado de redes, muchas de ellas con un fuerte arraigo en la Justicia Federal”.
“Por ejemplo Oyarbide es un tipo de la Policía Federal y eso se sabe desde que lo agarraron en Spartacus. Que por la noche el juez haga lo que quiera, pero no se tiene que olvidar que es juez federal y si ya por entonces estaba amparado por la Policía Federal es ridículo que haya podido eludir los pedidos de juicio político, incluso algunos compañeros le dijeron que no a los pedidos de juicio porque era un juez amigo. Ese juez amigo, ese Oyarbide, está sentado encima de la causa por los crímenes de la Triple A que es la causa que involucra a la Policía Federal”.
“La Policía de Seguridad Aeroportuaria tiene el mandato de dejar el arma reglamentaria en el lugar de trabajo al momento de salir de sus funciones y los tipos se van a la casa con un bolsito, pero sin arma. Sin embargo esos policías, que han agarrado a fulanos con muchísimo poder, saben que la pistola queda en el lugar de trabajo, tal como lo saben los oficiales del Ejército, quienes no actúan en seguridad interior y, aún con mi historia personal de haber atacado a militares, hoy con alguno de ellos tengo muy buena relación”.
“Algunos de ellos honran a las instituciones estudiando en universidades públicas y llevando docentes de universidades públicas a las Escuelas de Guerra, y que luego esos militares se vuelven a su casa en colectivos o en auto como cualquier persona. Entonces con esto quiero decir que personas que integran instituciones armadas pueden dejar las armas en sus lugares de trabajo, porque en definitiva es eso: un trabajo y el arma es una herramienta, pero nada más. Incluso las estadísticas marcan que muchas de las muertes de policías en hechos violentos obedecen a que estaban con el arma y no la sacaron a tiempo o se las descubrieron y los mataron”.
“Por otra parte, el hecho de que los policías vayan armados también se presta a otro problema, como es la modificación y tergiversación de las carátulas judiciales ante hechos que involucran a policías. El policía debe saber que nadie lo va a cuidar después de su trabajo sino la ley y queda en igualdad de condiciones con cualquiera. En cambio si siente que lleva un arma le agarra esa estúpida sensación de omnipotencia: “Yo puedo manejar un kiosco de droga, total llevo una 9 en la cintura y al que me joda lo emboco”. Lamentablemente hoy las mafias involucran a mucho personal de las fuerzas de seguridad”
“Otro ejemplo fue la experiencia de Arslanián cuando se lleva a cabo el juicio que permite golpear a la Bonaerense por los crímenes de Circuito Camps y el retroceso posterior que sufre la policía cuando en su momento con el Caso Cabezas el mismo Arslanián, llamado por Duhalde, había aplicado un plan muy progresivo y de reforma. Arslanián entonces nombró 15 jefes policiales y a cada uno le dio un Nextel con un software que permitía determinar donde se encontraba el portador de ese Nextel. Entonces cada jefe policial sentía el mismo efecto que sienten los presos con la pulserita de la condicional. Eso no les gustó nada pero hubo un control que ya no pasaba por asuntos internos, sino que esta vez pasaba por el Ministerio”.
“En diciembre de 2009 un grupo de fuerzas políticas firmó un Pacto de Seguridad Democrática impulsado por el CELS y por Horacio Vertbisky cuando se producía el recambio de la Cámara de Diputados, quienes reunieron a Federico Piñedo, del Pro, a gente del radicalismo y de todos los colores políticos, quienes se comprometieron a un programa mínimo para que imperara la ley dentro de las fuerzas de seguridad. Todos estuvieron de acuerdo, pero sin embargo todavía la aplicación de ese programa sigue esperando”
“Ese programa fue el impulso cuando sucedió lo del Indoamericano y entonces Cristina dispuso que Nilda Garré pasara de Defensa a Seguridad y se armara un equipo donde mucha de la gente que había trabajado con Arslanián estuvieran en el equipo del primer ministerio de Seguridad, desde donde se impulsaron muchos de los foros de seguridad que hoy están funcionando. Esos foros permiten el diálogo con los jefes de las comisarías, con los que hoy están a cargo de los operativos de Gendarmería y Prefectura, y cuando hay diálogo yo personalmente participo, porque si lo que uno ambiciona es una sociedad más justa y con imperio del derecho, entonces hay que hacer las cosas mejor que el otro. En materia de fuerzas armadas se ha hecho mucho, pero queda mucho por hacer”, dijo Anguita en un tramo de la charla.