“Somos puntanos, buena gente, solidarios, humildes, trabajadores, luchadores, muy valientes y corajudos. Ustedes tienen esas virtudes, dejen que broten de su interior y serán buenos policías”, expresó el gobernador Alberto Rodríguez Saá durante el acto en el Monumento al Pueblo Puntano de la Independencia
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El Instituto de Seguridad Pública “Juan Pascual Pringles” inauguró su ciclo lectivo 2017 con la incorporación de 400 nuevos alumnos al primer año, distribuidos en 247 cadetes y 163 aspirantes. El acto también contó con la participación de ministros del gabinete provincial, el jefe de la Policía de la Provincia, Juan Páez; y del rector de la entidad que forma a los policías puntanos, Oscar Magni.
Alumnos que cursan el segundo y tercer año de la carrera Técnico en Seguridad, que los habilita para prestar servicios en la Policía o el Servicio Penitenciario Provincial, haciendo un total de 1287, se mezclaron con los flamantes estudiantes del primer año, que comienzan desde hoy su formación académica e instrucción específica.
Ante cientos de familiares que los acompañaron en su nuevo desafío, 400 cadetes y auxiliares formaron en la histórica Plaza de la Independencia, y la agrupación Juan Pascual Pringles dio la bienvenida a la guardia de honor que llevó en sus manos la bandera nacional para ser izada en el mástil mayor del monumento en homenaje al pueblo sanluiseño que apoyó la gesta libertadora del general San Martín.
Luego, ingresó la bandera de ceremonia de la institución portada por Jenifer Ricarte. Se trata de la primera mujer que lleva el estandarte.
Después de cantar el himno, interpretado por la banda de música de la Policía puntana, el capellán Aníbal Sosa bendijo a los ingresantes y les dio un mensaje de aliento: “Sean bendecidos para obrar con certeza en las tácticas policiales, sus padres, queridos jóvenes, se maravillarán al conocer los valores que tomarán en este Instituto. Sé que en ustedes, papás, hay una mezcla especial de sano orgullo por ver a sus hijos iniciar una empresa como esta, y cierto miedo por el trabajo peligroso que tendrán. Quédense con ese emocionante orgullo, porque su hijo será bendecido con una felicidad sin igual. Feliz el servidor de todos que asegura la paz venciendo todo miedo. Feliz el brazo protector del bien común que se fortalece con la humildad. Feliz el hombre en paz que busca la unión de su comunidad. Feliz el valiente custodio que arriesga su vida para que otros no sufran”, indicó el sacerdote.